sábado, 3 de noviembre de 2007

La fortaleza de la debilidad


Poco a poco, con el paso de los años, vamos construyendo nuestro propio edificio. Cuando somos niños nuestros padres se encargan de que tengamos unos sólidos cimientos y, a partir que comenzamos a vivir por nuestra cuenta vamos subiendo piso a piso. Alguno tiene ventanas rotas, otros paredes tambaleantes, otros completamente vacíos... Pero también les hay llenos de cosas, de gente, de nombres, con muros mas sólidos que una roca. Y lo mejor es que todo esto convive en un mismo edificio, en un mismo piso y quizás es una misma habitación.

Cuando el viento va a nuestro favor pensamos que nos merecemos todo lo que tenemos como justo pago por todo nuestro esfuerzo. Pero muchas veces, con un suceso, con una palabra, incluso con una sola mirada nuestro edificio se tambalea hasta los cimientos. No lo podemos controlar, no podemos sobreponernos y en ese preciso instante te das cuenta de lo débil que es tu construcción. Te das cuenta de tu propia debilidad.

Pero también observas que en esos momentos el edificio no llega a caerse, muchas personas lo sostienen y trabajan para que vuelva a su estado de débil solidez. Muchas veces no se ven a esas personas, quizás no puedas poner nombres a las caras, o no te das cuenta de que están, o sí. Pero el caso es que después de la tormenta llega la calma, y el edificio que ya dabas por perdido sigue alto y erguido dispuesto a que sigas construyendo.

Y más allá de eso descubres tu fortaleza, la gente que te rodea, en todos los ámbitos y contextos. Gente que te proporciona el mejor cemento, los mejores ladrillos. Y justo en ese momento todo cobra sentido, te das cuenta de que debes ser un buen constructor y ayudar a que el resto de edificios sean sólidos y estables incluso en momentos en los que el viento sopla en contra, puesto que tu estas ahí para sujetarlos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No podrías haber descrito mejor la situación de todo el mundo cada día, todos nos sentimos así (tambalear) sin decirlo y todos tenemos puntales que sostienen nuestras paredes di saberlo

Anónimo dijo...

q de verdad q si! muy bien! ánimo!

¿Que te ha parecido?