
"Hace unos años en un lugar del que no quiero acordarme había un carpintero muy bueno que se había pasado la vida construyendo grandes y bonitas casas pero que ya estaba mayor. Le pesaban tanto los años que decidió retirarse y dejar de recibir su paga mensual, algunos ahorros le quedaban para seguir pagando el alquiler de su casa él y su mujer.
Cuando le comunico la noticia a su jefe este se entristeció mucho por lo buen trabajador que era y le pidió a titulo personal que construyera una última casa. El carpintero, por la amistad que le unía al jefe, accedió a duras penas. Hizo una casa sin ganas, con malos materiales y todo lo rápido que pudo para terminarla y descansar cuanto antes.
Al terminarla el jefe fue a revisarla y le dio las llaves al carpintero. La casa era un regalo por todos los años de buen servicio. El carpintero enmudeció, ahora tendría que vivir en una casa que no había construido muy bien que digamos. Si tan solo hubiera sabido que iba a ser para el..."
Nuestras vidas las construimos no todo lo bien que lo podríamos hacer. No trabajamos todo lo que podemos y dejamos las cosas a medias, pasarles, con tal de terminar el trabajo y descansar. Cuando nos damos cuenta de que es nuestra vida y que podríamos habernos esforzado mas para hacerla mejor nos prometemos cambiar a partir de mañana, o de año nuevo, o...pero después todo sigue igual.
Quizás no deberíamos caer en el error del carpintero y pensar que todo lo que hacemos es en nuestro beneficio, que estamos construyendo nuestra casa, nuestra vida y poner mas empeño en todo a partir de AHORA